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  • De acuerdo con Oliver los estados

    2019-06-13

    De acuerdo con Oliver, los estados latinoamericanos reformados son las formas políticas que han abierto las puertas para que el poder financiero global domine las economías nacionales, imponga una globalización unilateral y haya difundido por todos los medios la ideología y las políticas neoliberales mercantilistas. En el desajuste que ha generado la globalización capitalista del neo-liberalismo, las transformaciones del aparato estatal responden al sentido de la crisis de la forma-Estado. No se trata de una separación radical entre economía y política, entre estructuras y funciones, entre formas y sujetos, se trata de una crisis social denominada Estado. Aunque para Marx, como señala Sánchez Vázquez, el lugar teórico del Estado, del poder, de la política, responde al lugar que ocupa en él la vida real, lo político se funda en lo social, cuya anatomía es lo económico, y por eso no puede haber sino una crítica política fundada en la crítica de la economía. Pero esta relación entre lo político y lo económico en la sociedad no excluye el papel activo de la política. Como señala Avalos, desde el punto de vista metodológico, el problema de la visión marxista del Estado fue siempre la concepción como entidad separada de la “economía” y la “política”, de la “sociedad” y del “Estado”. Frente cmv virus este problema, la teoría derivacionista trató de hallar la lógica inmanentemente política del capital. Por ende, siguiendo al autor, el Estado es una forma social, es decir, una relación social llevada al plano del pensamiento, de igual estatuto que la “forma valor”, la “forma mercancía”, la “forma dinero”, la “forma capital”. Aunque la transformación de los aparatos del Estado responde a coyunturas específicas, no es gracias a éstas que se ha transformado su sentido, originando la crisis. Lo que se ha “desahuciado” es la estructura del Estado desde su funcionamiento con el modelo neoliberal, y por ende las “recetas” se adoptan desde la modificación de la forma de la estructura. Pero la crisis de la forma-Estado no es en el sentido del modelo, sino de las formas de interacción, que no reconocen incluso, la condición humana. Es la adopción de la lógica estatal de hacer morir o de dejar vivir. A decir de Osorio, el capital constituye una unidad económica y política, y desde esa unidad se hacen presentes los fundamentos de lo estatal. Sin embargo, el propio capital establece una ruptura en dicha unidad, logrando que lo económico se presente como no político y lo político como no económico. Ante esto, la “epistemología de la desconexión” y el atomismo no es otra cosa que la epistemología del capital, y no puede sino conducir a Coordinate regulation ver aquello que al capital no le molesta que se vea. En este sentido la separación es necesaria e inherente al proceso de acumulación y de alineamiento de intereses, y no al fundamento intersubjetivo de la relación social (Estado). El sentido social y político de la crisis de la forma-Estado, como plantea Negri, implica un punto de ruptura definitivo con cualquier contrato social para un desarrollo planificado. Significa incluso, que la democracia, como fue entendida en los viejos buenos tiempos, como régimen contractual tanto en sus formas liberales como socialistas, deviene obsoleta. Por ende, se está más próximo a la institucionalización de un proceso democratizador que a un proceso de consolidación democrática desde la conjunción de las voluntades, esto último como fundamento del pacto (no obviamos que en la mayoría de países de la región existe una estabilidad de los sistemas, aunque ello no ha significado consolidación de una forma de democracia social). Como bien señala Holloway, es necesaria la distinción entre la forma-Estado y los aparatos del Estado. La primera en una forma no autónoma de desarrollo de las relaciones del capital, lo que no quiere decir que la institución (el aparato) no exista. Es posible hablar de una “doble dimensión” del Estado, como relación de dominación capitalista y como aparato.